Hoy hemos celebrado el día de reyes. Y han sido unos reyes diferentes.
Cambio n 1:
Andreu se ha levantado el primero cosa que ya es algo fuera de lo común. Rápidamente me he levantado sintiendo ese cosquilleo que solo cuando somos pequeños sentimos durante la noche de reyes.
Tenía una sensación de que este año mi regalo iba a ser especial.
Bueno, tambien porque al levantarme al lavabo durante la noche vi una pequeña bolsa de la joyería de la esquina y porque hacía unos días le había dicho: me gustaría que algún día me regalaras algo bonito un collar, por cambiar un dia… que soy friky y de izquierdas pero también una chica.
Es curioso porque hace unos años, la Alicia solidaria y activista de causas sociales le dijo toda digna: a mi no me gustan nada las joyas, me parecen una ostentación horrible sabiendo lo que pasa en el mundo.
Curiosamente unos cuantos años despues, me he visto ilusionada como una niña pequeña a levantarme y abrir esa bolsita negra. Supongo que podría combinarlo todo y ser como Batman: de día ser voluntaria social y de noche llevar mis joyas maravillosas como Carmen Collares.
En realidad lo que me hace más ilusión es pensar en el tiempo que ha dedicado Andreu a buscar algo que sale bastante de su zona de confort ya que un collar no tiene cable HDMI ni bluetooth. No me imaginaba que llegaría este día
Cambio n 2:
Me he puesto tan contenta que he cogido la bolsa de la piscina y para que mi cuerpo vaya un poco a juego y no desmerezca el collar me he ido a hacerme unas piscinas. Mientras voy nadando voy poniendo en orden toda mi vida y movida por la euforia del momento hago mi habitual cuento de la lechera de todo lo que voy a hacer y lo maravilloso que va a ser.
Evidentemente, a cabo de unos días o menos, se me pasa y vuelvo a mi estado normal que es de Angustia crónica o como me llama mi hermana Angus.
Cambio N 3 : mi hermana la yogi nos ha invitado a comer a su casa de hadas, piedras de sal y energía cósmica. Todo estaba muy bueno y exclusivo pero la verdad es que es la comida no era nada sátvica ni espiritual sino más bien intensa y potente como la que podrían dar en el típico bar de hombres de pueblo que una mujer sola no se atrevería a entrar jamás. Entre muchas de las ricas viandas que nos ha regalado habían unas albóndigas buenísimas pero con una salsa picante mortal, bebías un poco de vino para aliviar la lengua que pedía tierra y ya se sabe que el Merlot si no lo escancias bien te da una patada y te tira de la silla. Y finalmente un queso trufado exclusivo que te acababa de rematar. Con todo esto Andreu que cada vez está más figa flor y ya llevaba acidez de casa, de repente ha empezado a convulsionar y a notar una presión fuerte en el pecho y parecía que algo se le movía dentro.
La perra de mi hermana ha empezado a ladrar como una loca mirando con ojos desorbitados la camisa blanca de Andreu cuando de repente una especie de bicho gris con dientes ha reventado del pecho salpicando todos los presentes como cuando en Trainspotting la novia de Spudd salpica de excrementos la pared después de una noche de borrachera.
Evidentemente hemos seguido comiendo porque todavía quedaba el café y el tortel de reyes. Solo faltaría, siempre hay tiempo de ir a urgencias.
Al final no ha sido nada y tendremos que estar tomando omeprazol unos días
Cada vez creo más en el dicho que dice que a los 40 no te mojes la barriga
Por todas estas cosas hoy ha sido un día de reyes especial y exclusivo. Cómo el queso.
Comentarios
Publicar un comentario