AUSTRALIA

Hoy he quedado con mi amiga Sandra. Solo vernos lo primero que nos decimos es: tía yo tengo ganas
de salir de fiesta y la otra, pues yo me quiero ir a Australia con mi hija y ver canguros.

Si… este es el nivel...

Últimamente se me repite la misma situación: yo, mi amiga que hace tiempo no veo y su hija o hijo.
Por ejemplo el otro día quedé con mi amiga Sandra y su hija, mi amiga Miriam y su hija, mi amiga
Joana y su hija y mi amiga Neus y su hijo (menos mal un niño!).

Cada una con su neura o mania.

Por ejemplo Neus tiene un fino y peculiar sentido del humor. Muchas veces por su trabajo  
te explica las miserias de la gente mayor su falta de higiene y olores corporales varios y a menudo
se divierte  formulandote el típico dilema que ella se plantea: si te dicen que te tienes que morrear
con ese yayo o te matan que haces? Lo mejor es esperar al final cuando contestas que te morreas y
ella lanza su carcajada divertida de satisfacción morbosa.

Miriam, en principio es más tranquila. El otro día me contaba  que quiere hacer mindfulness para
controlar la ira y no arrancarle la cabeza de un bocado a la viperina y nada maternal de su jefa.
Por lo visto Miriam llevó un día a su niña al trabajo y su jefa le pidió cogerla. Por no ser capaz de
decir ese ansiado NO que en general a todas se nos resiste, la muy guarra le cortó el trozo de
cordón umbilical que le quedaba. Ante eso, Miriam le levantó tres o cuatro pies por encima de
cualquier mortal y se lanzó encima de su jefa como una de estas luchadoras bolivianas.

Joana que es muy amable y más tranquila aún me explicaba que el otro día estaba en el mercado y
vio como por todo el morro un hombre se colaba en una de las líneas de cajas. En ese momento,
empezó a notar como una especie de alien le iba subiendo por el esófago hasta la boca.
Igual que la niña del exorcista miró al hombre y le lanzó un espeso puré verde que lo cubrió entero
y se ahogó entre los aplausos enfervecidos de la gente. Luego me enteré que está haciendo un curso
de teatro que le ayuda a sacar la agresividad. Ahora lo entiendo todo.

Y cada vez que quedo con todas coincidimos siempre diciendo la misma frase: tenemos que quedar
más! Yo sé que es una propuesta sincera pero luego no se sabe porque pero el ritmo de  nuestras
vidas nos absorben y no lo cumplimos.

Lo decimos de verdad porque las mujeres nos curamos con nuestros encuentros para charlar
despotricar y reírnos de todo y sobretodo de nosotras mismas. Esa es la cualidad que más me gusta
de mis amigas y creo que puedo decir que la tienen todas y cada una de ellas.