Me fui al gimnasio harta de estar en el sofá viendo la tele, dando vueltas al coco y haciendome polvo las articulaciones. Fui por el camino pensando en mis cosas y compadeciéndome de mis males como siempre hablando sola en voz alta. A veces pienso que las personas que te suenan de vista porque viven en tu barrio si se fijan en mi pensaran: mira ahí va la chica trastornada que habla sola, que lastima que le pasará?
Llegué a la piscina, me cambié y fui a la piscina porque como tengo un peso considerable los médicos siempre me recomiendan que el elemento agua me va tan bien ya que no hay impacto en los huesos. Pues ala, al agua. Siempre escojo el carril lento y a ser posible vacío ya que no quiero nunca molestar. Esos días como estoy lesionada hago un gran esfuerzo en dar las brazadas y aún así me pasan de largo hasta las abuelas artríticas, es muy triste…
Salgo de la piscina y me voy al jacuzzi a ver si las burbujas me arreglan un poco o al menos me relajan la piedra que tengo por espalda. Cuando ya tengo los dedos arrugados como pasas salgo y me voy a la ducha. Este es uno de los mejores momentos sin duda, el agua caliente y con presión es un motivo para seguir viniendo…, que digo viviendo!
Como es domingo voy tranquila cambiándome, poniendome la crema y todas las chorradas que nos hacen creer a las tías que necesitamos. Cuando he acabado me voy a secar el pelo, bueno, un paca y un palla que dicen que tampoco es muy bueno secarse tanto, que por cierto si un día se reúnen todos los que recomiendan qué es mejor y que no es bueno seguro que se te quitan las ganas de vivir.
Salgo del gimnasio y voy tranquilamente a mi casa en plan paseo mirando la gente tomar el aperitivo en las terrazas al sol felices y despreocupados. Descubro una tienda nueva fantástica de unos súper gays que me enseñan la tienda con tanta pasión que te dan ganas de comprar literalmente todo lo que posee. A todo lo que me mostraba le ponía el adjetivo de fabuloso. Eso es es ser un buen vendedor y lo demás son tonterías!
Hasta entonces todo iba bastante bien, Esta mañana parecía que estaba tranquila y no había ningún drama.
Hasta que llego a mi piso abro el buzón y me doy cuenta que no llevaba el reloj. Mi mente se dispara y empiezo a sacar todas las cosas de la bolsa como una loca en el suelo de la escalera. Me desespero porque no lo encuentro y yo recordaba que lo había llevado y me lo había sacado antes de bajar a la piscina. Subo al ascensor llorando y dando patadas a las paredes y entró en mi piso para buscar mejor dentro de la bolsa. Estoy desesperada porque este reloj es un regalo de Andreu que puso mucha ilusión y le costó caro y yo estoy siempre aterrada por si pierdo uno de sus regalos por ser despistada ya que no es la primera vez que me pasa.
No lo encuentro por ningún sitio, llamo entre lágrimas al gimnasio a ver si lo han visto y voy hacia allí otra vez.
El camino hasta llegar al gimnasio se me hizo eterno y realmente es un milagro que no me atropellara ningún coche. La gente esta vez supongo que me estarían mirando preocupados porque a mí me faltaba el aire.
Llegué y no estaba por ningún sitio. Me volví a casa pensando volver a rebuscar la bolsa y que si no estaba me iba de casa porque no me merecía estar aquí .
Estuve un buen rato buscando, sacándolo todo por el suelo y llorando amargamente mientras Andreu me intentaba consolar con sus palabras y abrazos. Nada servía, yo estaba muy lejos totalmente bloqueada sentada en mi lado de la cama.
Al cabo de un rato de estar catatónica, me levanto, cojo la bolsa y un instinto me hace mirar a los lados donde hay como unos bolsillitos de rejilla pequeños que no me había dado cuenta y ahí estaba el reloj.
No me lo podía creer, con los nervios había olvidado dónde lo había guardado y ahí estaba, donde había estado todo el tiempo.
Me invadieron un sentimiento de alivio y a la vez de preocupación por mi misma y me eché a llorar sobre la almohada a pierna suelta. Últimamente estoy tan mental que voy en modo automático y no me doy cuenta de nada. Tendré que vigilar porque ya el otro día me pitó un autobús al cruzar en rojo son mirar.
De modo que así acaba otro fantástico fin de semana de mi maravillosa vida.
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