Voy a mi ritmo
Hoy he hecho de canguro de mi amiga Mireia. Mireia es la hija de Joana, mi amiga de la infancia. Es una sensación peculiar cuidar de la hija de una amiga con la que he estado tantas veces de fiesta de viaje y pasando todo tipo de aventuras y situaciones muchas de las cuales perdiendo la poca dignidad que podíamos tener.
Bueno corramos un estúpido velo…
Resulta que mi amiga Joana quería ir a un curso y necesitaba que alguien se quedará con Mireia. Me lo propuso y no me lo pensé. Me lo paso muy bien con esta niña será por qué es hija de quien es o por mi deformación profesional que me encanta aprender de los niños y estar con ellos. Pero creo que hay algo que me une a esta niña será el karma o que las dos somos unas Napolitanas no se.
Total. Que nos fuimos las dos a la piscina. Joana nos dejó en el vestidor y Mireia la despidió con un despreocupado: adeu mama! Nos fuimos a la piscina pequeña con su monitor y sus amiguitas Pepa y Queralt. Al principio todo bien, jugando con los muñecos, ir a su bola y hacer las dos payasadas varias. La cosa cambia cuando tiene que hacer alguna actividad porque si no le convence te lo hace notar y te envía a tomar viento. Al final lo hace pero a su ritmo sin agobios. Menos el tobogán, esto no le moló nada, hizo todas las actividades propuestas.
Más tarde, después de quedarnos bastante tiempo después de la clase, la convencí de marchar con la propuesta de desayunar unas quelitas. Volvimos al vestuario. Busco la ducha de minusválidos porque es más cómoda y la ducha no tiene tanta fuerza pero está ocupada por la otra madre compañera que ha pensado lo mismo. Me conformo con una ducha normal y coloco todos los potingues, los míos y los suyos. Cuando ya lo tengo todo colocado me dice: tinc pipi. Yo le digo: Mireia estas a la dutxa fes pipí aquí. Pero no cuela, con lo que tengo que dejar todo en la ducha y salir en pelotas a buscar el puto lavabo. Pero cuando encuentro uno dice que no quiere. Yo que llevaba un rato aguantando aprovecho para hacer yo pipi.
Volvemos a la ducha y empiezo a ducharme solo yo, por supuesto, porque ante la idea de la ducha a Mireia se le ponen los ojos en blanco y se le gira la cabeza 360 grados. Justo entonces me informan de que la ducha maravillosa está ahora disponible! Aaaaahjjj …. Vuelve a recoger todo, hasta el pañal que tenía en el suelo porque no he sido capaz de encontrar la basura y trasladate a la nueva ducha. Mireia no quería entrar y la he tenido que obligar porque quería tener porfin un poquito de intimidad.
Resultado final: Alicia duchada- Mireia no
Mientras nos vestimos todo transcurre sin demasiados incidentes, la verdad me sorprendió lo entrenada que está, parecía un soldado que tiene sistematizado todos los movimientos y dice al final de la frase: SEÑOR SI SEÑOR… incluso es ella la que me dice que al ponerle el pañal le estaba poniendo uno de piscina …. En fin..
Finalmente salimos del gimnasio enteras y nos vamos a la playa.
En este momento me invadió una presión muy intensa de la responsabilidad. Al ver la cantidad de gente y coches me subió un calor súbito a la cara. Le dije: Mireia ara m has de donar la ma eh! Yo creo que intuyo que mi nivel de cortisol me salía por las orejas porque me la dio del tirón. Menos mal…
En la playa a parte del momento Napolitano de gritos porque se ensució los pies de arena mojada y hacerme quitarle cada grano de arena que tenía en los dedos, todo fue genial. De hecho no me di cuenta que teníamos juguetes hasta 5 minutos antes que llegara Joana con lo que estuvimos haciendo chorradas y riendo todo el rato.
He aprendido y corroborado con este día, que los niños lo que quieren es alguien que los acompañe con amor y respete su ritmo por muy difícil que a veces parezca.
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