Al día siguiente me levanto a una hora más o menos decente y me dirijo a la cocina donde está mi tía Lali está pelando patatas para hacer su súper tortilla de dos pisos. Nos ponemos al día de todas las historietas familiares, y después de rajar todo y arreglar el mundo me voy a la playa buscando el bautismo del agua y deseando fundirme con el Atlántico
Casi siempre me gusta bajar a la playa por la misma zona, con mi madre y mi hermana siempre hemos bajado por el bar la Caleta y soy persona de costumbres. Lo que pasa es que cuando bajo normalmente no me quedo en esa parte, sino que voy caminando por la orilla hasta que empiezan a aparecer pinos detrás de las dunas. Es aquí donde empiezan a desaparecer las familias con el taper de tortilla y la casa a cuestas. Estás son sustituidas por parejas tranquilas o gente deportista que quiere un sitio tranquilo libre de niños y sonidos típicamente familiares.
Estoy tranquila y después de darme un buen chapuzón, el primero atlántico me aparece un hombre que se presenta y me dice que me quería conocer. Yo le pongo mi cara de incomodidad total y miro hacia otro sitio y sin darme cuenta me pongo a tocarme el anillo de mi tío que llevo en la mano izquierda. Este movimiento inconsciente me salva y me dice: ay que estás casada! Esta buena el agua eh, bueno adiós! Menos mal….
Al rato, llego hambrienta a casa y voy buscando lo que sea para llevarme a la boca. Voy corriendo a buscar mi amado pan que tanta alegría me da y lo acompañó de Coca-Cola fresquita. Al cabo de unos cuantos días en Rota me tienen que atar una pierna a la cama porque si no me suelen encontrar dando vueltas alrededor de la Torre del Castillo de Luna hecja un globo como la tía de Harry Potter.
Comemos y luego empieza el Sálvame. Menos mal que mi tío me rescata y viene por mi para llevarme al campo.
En el campo me siento tan agusto. Es como un mini paraíso. No tengo que hacer ni decir nada para sentirme aceptada o que pertenezco al sitio, simplemente estoy ahí, el espacio me acoge y yo a él.
Mi tío Manolo mientras yo me flipo sola con mis tonterías y mis pensamientos hace todo tipo de tareas, construye un nuevo gallinero de un tamaño descomunal ( vamos que si Hulk tuviese un campo este sería el gallinero que tendría para sus gallinas) prepara unas cañas para hacer más tomateras, echa producto en los pimientos y berenjenas, coge los huevos, me construye un nuevo material para las actividades de la escuela, entre otras cosas. Es un crack!
Después de estar un rato en el campo nos volvemos en la scooter cargados de berenjenas, tomates o huevos a casa.
Esta noche, antes de cenar me voy a pasear con mi tía y el Leo, su perro fiel. Cómo muchas de las cosas en casa de mi tía hay que hacer un máster para dominarlas, y pasear al perro es una de ellas, hay que dejarlo suelto para que se sienta libre pero no demasiado porque sino se sale del camino, vigilar que no tire y se le salga la correa y que no se acerque demasiado a la carretera en fin un show… En el camino mi tía divaga sobre la vida y argumenta que hay que tener una vida sencilla y sin complicaciones. Que hay que saber vivir con muy poco y agradecer todo lo que tenemos. Suena tan sencillo verdad? ….en fin me voy a dormir pensando en todo esto.
Al día siguiente me levanto , me voy a desayunar mi guatanga y mi manchaito y me voy a la playa. Esta vez me decido a ir hacia el otro lado, hacia casa de mi madre. Voy caminando hasta allí, que hay un buen trozo. La verdad es que poder entrar en mi casa después de 9 años se hace extraño y no puedo negar una pequeña y nueva ilusión dentro. Todo este tiempo ha estado alquilada y ahora que ya se ha ido el inquilino por fin podemos volver a entrar.
Cuando abro las puertas tengo una sensación muy guay pero rara, como si estuviera colandome en la casa de alguien.
La casa solo al entrar huele a mi madre por la cantidad de jabón y productos de limpieza que gastó durante tres o cuatro días seguidos sin descanso. Cuando me dicen que soy exagerada pienso, madre mia, no saben lo que dicen, soy una aficionada a su lado.
Después de llevar un buen rato mirando las paredes, imaginando muebles y situaciones y pensar en el futuro empiezo a tener mucha calor y me apetece mucho irme a la playa. La verdad es que la playa desde la casa de mi madre está bastante cerca. Si vas en moto es súper rápido y fácil. Pero este año he decidido no coger la moto porque llevo tiempo diciendo que no llego a los 40 , he empezado a rallarme y la verdad ya ha dejado de ser una broma. Espero que no…
Siempre que veo la playa de Rota, me reafirma y recuerda porque he venido. Es un paraíso, de verdad, es una playa chulísima, no tiene nada que envidiar a cualquier playa del Caribe, quizás solo falten los mulatos guapetones pero los roteños tampoco están tan mal.
De hecho hoy me ha vuelto a entrar otro chico en el agua, esta vez en inglés y preguntándome que si habían cosas interesantes que hacer, que si era de aquí … y yo que iba sin la parte de arriba muerta de vergüenza… madre mía, menos mal que al final se ha aburrido y viendo mi poco interés ha salido del agua. Yo he tenido que esperar más en el agua hasta que se fuera porque no era plan. Cuando he podido salir parecía una pasa de lo arrugada que estaba ya.
Llego a casa agotada de tanto sol tanta playa y tanta piedra clavándose en los pies. Y me encuentro a mi tía durmiendo en el sofá con los cascos puestos. Al cabo de un rato mi tío llega y llama desde el balcón, aviso a mi tía y al despertarse empieza a gritar descolocada: maricon, maricon!! y empieza a pegarme con el cojín del susto. El perro se ha puesto a ladrar y yo he acabado en el suelo del ataque de risa.
Decido que es el momento de echarse una siesta porque estoy ya está degenerando demasiado y necesito un reset
Al despertarme de la siesta, escucho de fondo los ronquidos de mis tíos. Mis tíos son unos profesionales del ronquido, a mi me dicen que yo ronco pero al lado de ellos, lo mío es un suspiro élfico.
Después nos vamos a caminar y damos la vuelta a Rota. La verdad es que está muy bonita, hay mucho para pasear y está todo bastante pensado para hacer ejercicio, claro de alguna manera hay que compensar tantas comiditas ricas.
Hoy estoy contenta porque he caminado mucho y no he tomado cocacola ni helado. Solo he comido: choco frito, , un serranito, sardinas, tinto de verano, un sándwich de pavo, un trozo de melón y un plátano. Casi nada… y aún no he cenado, seguro que mi tío me trae algo riquísimo y claro, no es plan de hacer el feo, la familia es la familia.
Y tal cual lo pensé así fue, porque trajo una caja entera de choco congelado y mi tía se puso a hacer tortillas de camarones y claro la habitual platazo de tomates y pimientos del campo. Total otro festín. Pensé: mejor me voy a dormir ya no vaya a ser que caiga algo más.
Espero que mañana no me levanté baldada de la caminata y las comilonas.
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